¿Cómo puede haber tanta maldad en
el mundo? Conociendo a la humanidad lo que me asombra es que no haya más.
WOODY ALLEN, Hannah y sus
hermanas
Tú sombra
Carl Gustav Jung
La sombra personal se desarrolla en todos nosotros de manera natural durante la infancia. Cuando nos identificamos con determinados rasgos ideales de nuestra personalidad -como la buena educación y la generosidad; al mismo tiempo, vamos desterrando también a la sombra aquellas otras cualidades que no se adecuan a nuestra imagen ideal -como la grosería y el egoísmo. De esta manera, el ego y la sombra se van edificando simultáneamente.
La sombra
opera como un sistema psíquico autónomo que perfila lo que es el Yo y lo que no
lo es.
Mente
dividida, rezamos para alcanzar la luz, buscamos la iluminación dentro de
nosotros; todo el tiempo nos esforzamos por ser “buenos” “amables” en la calle podemos ser amor y
dulzura, en nuestro interior estamos que echamos lodo, en algún momento quien
eres realmente sale en acciones inadvertidas el inconsciente siempre va a ganar,
decir cosas que no querías decir impulsivamente y después negarlo.
La sombra
«permanece conectada con las profundidades olvidadas del alma, con la vida y la
vitalidad; ahí puede establecerse contacto con lo superior, lo creativo y lo
universalmente humano»
Por eso
la iluminación no es hacer aros de luz delante de ti, ni un tipo de comida, ni
sentarte en posiciones que son de lo más incomodas; la iluminación es abrazar
tu sombra.
La
iluminación es abrazar la sombra que hay en ti, “El Dragón Iluminado”
Integrarte,
abrazarte, aceptarte como un ser integral y ver todo lo que eres con amor.
La
sombra tiene sentido cuando el odio se transforma en un gran amor.
La sombra
«permanece conectada con las profundidades olvidadas del alma, con la vida y la
vitalidad; ahí puede establecerse contacto con lo superior, lo creativo y lo
universalmente humano»
«Hemos
olvidado ingenuamente que bajo el mundo de la razón descansa otro mundo. Ignoro
lo que la humanidad deberá soportar todavía antes de que se atreva a admitirlo».
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